sábado, 7 de septiembre de 2013

TESTIMONIO





Mi nombre es Marcos Galindo, soy ginecólogo y obstetra tengo experiencia laboral en este campo en la ciudad de Medellín hace 20 años. Hace 5 años conocí a una mujer llamada Flora Melguizo Alarcón con la cual entable una relación estable y empezamos a vivir juntos. Me llamo la atención que nunca me profundizo sobre su familia.

Hace 3 meses atendí en el consultorio a una joven mujer de 19años  llamada Surleny Zapata Alarcón la cual estaba en su 20 semana de embarazo. Su feto sufría una condición llamada síndrome de Edwards, la cual tiene muy pocas probabilidades de que el feto sobreviva. Esto sin añadir la cantidad de malformaciones  con las que nace y el riesgo que la madre puede correr.

Me solicito interrumpir el embarazo de forma voluntaria y como legalmente es posible, le realice el procedimiento. Lastimosamente durante el procedimiento se presentaron serias complicaciones y a la paciente hubo que retirarle el útero, por lo que ahora no puede tener hijos. La paciente fue muy enfática después del procedimiento en que por favor fuera muy discreto con el caso, que su familia era cristiana y además de abortar, fue embarazada de alguien que no es su esposo lo cual la iglesia no toleraría bajo ninguna circunstancia y además en su familia generaría un gran impacto.

Yo muy consternado por el caso le conté lo sucedido a Flora, y le di varios detalles sobre la paciente, quizás más detalles de lo que fuese necesario.
A los dos días noté un cambio abrupto en la actitud de Flora con migo  y le pregunte que le sucedía y me dijo que ella tenía una prima que siempre había sido muy alegre y social pero que hace   3 meses maso menos la veía decaída y que desde el día que yo le conté sobre el procedimiento ella no había vuelto a la casa, luego se voltio y se fue a dormir.

Yo nunca asumí que por ser ambas de apellido Alarcón podían ser familia. Al otro día de yo contarle la historia de mi paciente, ella se dirigió a su tía (madre de Surleny)  y le conto todo lo que había pasado. De esta manera toda la familia se enteró de lo sucedido generando un gran impacto en Surleny, pues ahora todos la señalan, la discriminan por el hecho e incluso sus padres le han dado la espalda para salir adelante.

Su comprometido la abandono por ocultarle la verdad y no contar con él para dicha decisión.

Ahora me encuentro en casa, con la licencia suspendida para ejercer durante 5 años por un proceso que me iniciaron en el tribunal de ética de Medellín que inicio mi paciente por motivo de faltar al secreto profesional. 

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